Alimentos medicina del verano según la Medicina Tradicional China
Los alimentos medicina del verano son los propios de esta estación, que están en su punto álgido nutricional. Además de todos los alimentos de temporada, hay algunos en particular que son particularmente beneficiosos por sus propiedades medicinales, respaldadas por la última evidencia científica, y por sus características energéticas según la Medicina Tradicional China. En este artículo vamos a ver tres de ellos.
En verano predominan las frutas y verduras frescas y llenas de agua, las verduras un poco amargas (kale, rábano daikon, brócoli, apio, arúgula, escarola, achicoria, endivia, berros, diente de león, lechuga, pepino, calabacín…) y las cocciones muy ligeras. Las frutas rojas son las grandes estrellas, pues el color rojo beneficia al Corazón, órgano del verano junto con el Intestino Delgado.
Me encanta el verano, es una época en la que disfruto mucho jugando con alimentos frescos, sabrosos y nutritivos. El verano es un momento en el que nos apetece olvidarnos de las preocupaciones y las rutinas del día a día y esto también se refleja en la forma en que cocinamos y comemos en estos meses de calor. Yo, personalmente, me decanto por ensaladas, fermentados, gazpachos, frutas y verduras crudas o ligeramente cocinadas. En definitiva, alimentos que me nutren e hidratan profundamente en estas semanas en las que el cuerpo necesita deshacerse de la pesadez del resto del año.
El tomate: apoya al Corazón
Aunque generalmente es tratado como una verdura, el tomate es botánicamente una fruta. Este alimento proveniente de América es uno de los ingredientes más comunes en nuestras neveras y pocas personas se resisten a sus encantos. Existen una gran cantidad de variedades de tomate, cada una con sus sabores y texturas particulares, así que es prácticamente imposible aburrirse de ellos. Además, podemos consumirlo de muchas maneras diferentes, desde crudos hasta a la parrilla. El tomate es considerado un alimento medicina y es especialmente interesante en los meses de verano.
¿Sabías que en verano se resiente más nuestra salud cardiovascular? Las altas temperaturas, unidas al sedentarismo y a una alimentación menos saludable (alta en grasas, azúcares, sal), perjudican a nuestro corazón y aumenta el riesgo de eventos cardiovasculares, especialmente después de las comidas. El tomate es esencial en la prevención de enfermedades cardiovasculares, no solo por su capacidad de inhibir la actividad oxidante del colesterol, si no también porque previene la arterioesclerosis.
El tomate contiene un antioxidante llamado licopeno, responsable de su pigmento rojo. Este antioxidante también se encuentra en el pimiento rojo, la sandía, la guayaba y la papaya. Unos niveles más altos de licopeno en sangre se han asociado a un riesgo menor de cáncer de colon, pulmón, estómago y próstata.
Sin embargo, resulta interesante que no haya podido encontrarse una relación directa entre la ingesta de licopeno aislado (en forma de suplemento) y una menor incidencia de cáncer. Esto es así porque al consumir un tomate entero estamos introduciendo no solo un compuesto sino miles, que interaccionan entre sí y con los compuestos de otros alimentos, y es la unión de todas estas sustancias, no una sola de ellas aislada, la que produce los efectos saludables.
Un dato interesante es que los componentes más beneficios del tomate son estables al calor, por lo que podemos cocinarlo sin perder sus beneficios. De hecho, obtenemos hasta cuatro veces más licopeno de los tomates cocidos que de los crudos. Te recomiendo que hagas tus propias salsas de tomate, ya que los componentes medicinales del tomate se concentran en el líquido amarillo alrededor de las semillas y, normalmente, al elaborarlas de forma industrial esta parte se descarta.
Según la MTC, la naturaleza del tomate es ligeramente fría. Su sabor es dulce y ácido. Se asocia con los meridianos del Hígado, el Bazo y el Estómago. Ayuda a saciar la sed, fortalecer el Bazo y mejorar la digestión. En China, se come un tomate entero a diario para tratar las enfermedades renales. Los tomates se consideran beneficiosos para todo el cuerpo, especialmente para enfriar el calor del Hígado y eliminar toxinas.
Destaca por su capacidad para nutrir el Yin del Hígado, enfriar la Sangre y despejar toxinas. Se emplea frecuentemente para tratar condiciones como la hipertensión, los ojos enrojecidos, el golpe de calor y las molestias causadas por el calor del verano. Promueve los fluidos corporales y calma la sed, alivia la boca seca, estimula la producción de saliva, y combate la piel seca y las infecciones renales.
Puedes hacer unos tomates macerados para añadir este verano a tus ensaladas o como aperitivo, es una receta muy sencilla y cargada de nutrientes.
Las frutas del bosque: protegen de la radiación solar
Las bayas, también llamadas frutas del bosque, son las frutas más interesantes. Contienen antocinaninas, un pigmento que les da su color rojo, azul o morado y aporta todo tipo de propiedades beneficiosas. Son 10 veces más antioxidantes que otras frutas y verduras, además de antiinflamatorias, anticancerígenas, reguladoras del sistema inmune y del azúcar en sangre, antihipertensivas, protectoras del corazón, del hígado y del cerebro.
Ente las frutas del bosque encontramos los arándanos, las fresas, las frambuesas, las moras y también las granadas. Todas estas frutas tienen una cantidad de azúcares reducida y, contienen sustancias como el ácido elágico. El ácido elágico es inhibidor de las proteasas, unas enzimas que degradan el colágeno y la elastina presentes en los vasos sanguíneos y en la piel, envejeciéndolos. Como las proteasas se activan especialmente con la radiación solar, el ácido elágico protege del proceso de fotoenvejecimiento. Es muy beneficioso introducir los frutos rojos en los meses de verano en los que estamos expuestos a niveles mucho mayores de radiación solar.
Las bayas ofrecen una protección potencial contra el cáncer, un impulso para el sistema inmunológico y una protección para el hígado y el cerebro. Un estudio de la Sociedad Estadounidense del Cáncer de casi 100 000 personas encontró que aquellas que comieron más bayas parecían tener una probabilidad significativamente menor de morir de enfermedad cardiovascular. Contrarrestan, reducen y reparan el daño resultante del estrés oxidativo y la inflamación. También aumentan los niveles de células asesinas naturales, un tipo de glóbulo blanco de respuesta rápida contra las células cancerosas e infectadas por los virus.
En un estudio que analizó más de cien tipos de bayas diferentes, encontró que las que mayor poder antioxidante tenían eran las moras silvestres (solo por detrás de las bayas de la rosa silvestre, que no son fáciles de encontrar). Las siguen de cerca las frambuesas y los arándanos, y un poco por detrás, las fresas. En cuanto al poder antioxidante que se pierde al tratar la fruta (en procesos de congelación, en mermelada o liofilizada), según los estudios, la liofilización es el proceso que mejor respeta las propiedades antioxidantes, aunque no mucho más que la congelación. La mermelada las destruye en gran medida, por el procesado con calor.
Si consumimos bayas junto con lácteos (leche, nata, queso), estaremos reduciendo en gran medida su capacidad antioxidante, pues la proteína de la leche (la caseína) se vincula a los fitonutrientes e impide su absorción en el intestino.
Según la Medicina Tradicional China, las frutas del bosque se asocian con los meridianos del Bazo, Pulmones e Intestinos. Ayudan a eliminar el viento, lubricar los pulmones y promover los fluidos corporales, aliviando la tos seca, el dolor de garganta y la dificultad para orinar. Además, tonifican el Bazo y desintoxican el cuerpo, mejorando el apetito y humectando los intestinos. Alivian las quemaduras solares, las ronchas y las manchas de la edad.
Así que, ya sabes, este verano intenta introducir bayas en tus ensaladas, con yogures vegetales o en batidos, verás qué ricas están.
Los fermentados: alimentan a tus bacterias beneficiosas
Tempeh, miso, chucrut, kimchi, kéfir de agua y de leche… son solo algunos de los fermentados que se encuentran cada vez más en nuestras cocinas, supermercados y restaurantes, aunque muchos de ellos tienen una tradición de centenares o miles de años de consumo. Los alimentos fermentados se desarrollaron como un método de conserva mucho tiempo antes de que la refrigeración estuviera disponible.
La fermentación es un proceso que predigiere los alimentos, aumentando la biodisponibilidad de algunos de sus nutrientes. Además, por el aumento de población bacteriana beneficiosa y de las enzimas, sentiremos digestiones menos pesadas y evitaremos los gases y la hinchazón de estómago, frecuentes en los meses de verano, en los que solemos tener digestiones más complicadas (más bien debido a los hábitos alimenticios propios de la estación que al calor).
Sin duda, el beneficio por el que más son conocidos los fermentados es su efecto probiótico: los fermentados pueden cuidar y regenerar la flora intestinal al aumentar las bacterias beneficiosas. Esto ayuda a reforzar el sistema inmune, ya que las bacterias de nuestra flora compiten contra las bacterias patógenas que ingresan en nuestro aparato digestivo, impidiéndoles la entrada, evitando su colonización y disminuyendo el riesgo de infección. Para saber más, te recomiendo mi artículo Probióticos y prebióticos: qué son, fuentes, cuándo tomarlos y cuándo no.
En general solemos enfermar por resfriados en los meses de invierno, pero es importante que cuidemos de nuestras defensas también en verano, ya que nuestro sistema inmune también se resiente a causa del calor y los cambios bruscos de temperatura propios de esta estación (por los aires acondicionados) pueden hacer que nuestra salud se resienta.
Los alimentos fermentados suelen aportar más vitaminas, minerales y enzimas que sus análogos no fermentados. Por ejemplo, la vitamina C en el repollo se vuelve más biodisponible cuando se fermenta para convertirse en chucrut y kimchi. El proceso también crea enzimas beneficiosas, vitaminas B, ácidos grasos omega-3 y diversas cepas de probióticos como la bifidobacteria y el lactobacilo que mejoran la digestión y la salud intestinal.
Los alimentos fermentados tienen un punto ácido. Esto los hace excelentes para contrarrestar las grasas y ayudar a la digestión de alimentos más densos, algo fundamental durante el verano. En la Medicina China, se dice que el sabor ácido se relaciona con el elemento Madera y afecta a la energía del Hígado y la Vesícula Biliar.
Te recomiendo que pruebes a hacer chukrut, es muy sencillo de elaborar, lo único que tienes que hacer es esperar a que fermente. En verano lo tendrás listo en una o dos semanas.
Y si te apetece saber más sobre el verano y los hábitos saludables en el cambio de estación, te recomiendo mi artículo: Guía del verano: alimentación, hábitos y Medicina Tradicional China.
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