Vitaminas

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Las vitaminas deben ser aportadas a través de la alimentación, puesto que el cuerpo humano no puede sintetizarlas. Una excepción es la vitamina D3, que se puede formar en la piel con la exposición al sol, la vitamina K (la flora bacteriana intestinal es capaz de sintetizarla) y la vitamina B3 (se sintetiza en el hígado a partir del triptófano).

Con una dieta equilibrada, rica y variada en productos frescos y naturales, y en ausencia de enfermedades, dispondremos de todas las vitaminas necesarias, excepto en el caso de los vegetarianos estrictos, ya que la vitamina B12, que depende del consumo de alimentos proteicos de origen animal.

Debemos tener en cuenta que la mayor parte de las vitaminas sintéticas no pueden sustituir a las orgánicas, es decir, a las contenidas en los alimentos o extraídas de productos naturales (levaduras, germen de trigo, etc.).

En algunas circunstancias o etapas de la vida, las necesidades de algunas vitaminas aumentan, por lo que requieren una atención especial que deberán ser valoradas de forma personalizada por un profesional. Vamos a ver algunos casos:

  • Dietas para adelgazar: controlar el aporte de vitamina B2 y ácido fólico.
  • Embarazo: aumentan las necesidades de vitaminas B1, B2, B6 y ácido fólico.
  • Lactancia: prestar especial atención a un aporte suficiente de vitamina A, B6, D, C y ácido fólico
  • Bebés y lactantes: prestar atención a que la madre no sufra ninguna carencia vitamínica. Si se vive en una zona poco soleada deberemos cuidar que el bebé tenga un aporte suficiente de vitamina D.
  • Niños: es importante que no falten las vitaminas A, C, D, B1, B2 y ácido fólico.
  • Vejez: la mayor parte de los ancianos siguen dietas monótonas y de escasa riqueza vitamínica. Puede ser conveniente un aporte suplementario de vitaminas A, B1, C, ácido fólico y D (si además salen poco y no les da mucho el sol).

Factores que neutralizan o destruyen ciertas vitaminas:

  • Las bebidas alcohólicas: puesto que el alcohol aporta calorías sin apenas contenido vitamínico, disminuye el apetito y se producen carencias, especialmente de vitaminas B1, B2,B3, B6 y ácido fólico.
  • El tabaco: puesto que la vitamina C interviene en los procesos de desintoxicación reaccionando con los tóxicos del tabaco, se recomienda un aporte superior al recomendado (a veces incluso el doble o el triple).
  • Drogas: puesto que son tóxicos para el organismo, se deberá incrementar el aporte de vitamina C. Debido a que en muchos casos también disminuyen el apetito, deberemos aportar suplementos de vitaminas del grupo B (que además actúan como protectores hepáticos) y ácido fólico.
  • Situaciones estresantes: bajo tensión emocional o psíquica, las glándulas suprarrenales segregan una mayor cantidad de adrenalina, que consume una gran cantidad de vitamina C. También se necesitan mayores cantidades de vitamina E y de las del grupo B.
  • Azúcar o alimentos azucarados: el azúcar blanco no aporta ninguna vitamina a nuestro organismo. Por el contrario, requiere de un aporte de vitaminas y minerales de nuestras propias reservas para metabolizarse (sobre todo B1).
  • Medicamentos: los estrógenos (anticonceptivos femeninos) repercuten negativamente en la disponibilidad de la mayoría de las vitaminas. Los antibióticos y los laxantes destruyen la flora intestinal, por lo que se puede sufrir déficit de vitaminas K, H o B12.

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