el primer alimento es el amor - las relaciones son esenciales para la salud

El amor, el primer alimento: las relaciones son esenciales para la salud

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El primer alimento es el amor. Podemos llevar una vida saludable en muchos aspectos (comiendo vegetal e integral, haciendo ejercicio, meditando…), pero si estamos aislados y sin contacto humano, es muy posible que tarde o temprano enfermemos.

La calidad y la cantidad de las relaciones sociales de las personas está relacionada no solo con la salud mental sino también con la aparición de enfermedades y la mortalidad. Se dice que el aislamiento social es un factor de riesgo equiparable a fumar 15 cigarrillos diarios.[1]

En cambio, las relaciones sociales, el contacto físico y la atención son profundamente sanadoras.

En la nueva corriente de la Medicina de Estilo de Vida se introduce la red social como una de las claves para la salud plena de las personas. Además de intervenciones sobre la dieta, el ejercicio y la gestión del estrés, investigadores como el doctor Ornish emplean en sus programas la dimensión social, favoreciendo los vínculos y el contacto entre los participantes y con la familia y amigos, creando una red poderosa frente al aislamiento que producen muchas enfermedades.

La carencia de amor es fatal

En los años 40 se realizaron unos estudios sobre el impacto de la privación emocional. Estos experimentos que se pusieron en marcha con bebés y también con animales, aunque crueles, ponen de manifiesto una realidad que se hace palpable hoy en día en los altos niveles de ansiedad, estrés, tristeza y depresión que sufre nuestra sociedad.

René Spitz, John Bowlby y Mary Ainsworth han sido algunos de los investigadores que han desarrollado las teorías del apego y la carencia afectiva. En el archivo de Internet puedes encontrar algunos de estos experimentos, como los de Rene Spitz sobre la privación emocional en bebés (las imágenes pueden herir la sensibilidad de algunas personas). Un libro moderno que resume estas teorías y estudios es el de Peter Fung: Teoría del apego y psicoanálisis.

Estos estudios dictaminan que privar a un bebé parcialmente de caricias, afecto, contacto y comunicación verbal causan bloqueo tónico, malestar, ansiedad y miedo. Se reducen su capacidad de expresión y comprensión y tienen menos conciencia de sí mismos y del entorno. Sin embargo, privarlos de forma total implica que el desarrollo mental se reduce a un 45%, no hay expresiones ni coordinación ocular y el retraso motor es elevado hasta el punto de no poder andar, ni ponerse de pie. Con el tiempo la mayoría acaba muriendo.

Oinsel T. Young menciona que “las neurociencias han hecho evidente que la actividad del cerebro necesaria para todo proceso de aprendizaje que consolida la atención, la cognición y la memoria es estimulada durante el establecimiento de la comunicación emocional a través del tacto, el oído y del contacto visual con nuestro interlocutor. El establecimiento de los vínculos emocionales será un continuo a lo largo de la vida y los sentidos seguirán colaborando en esta función, así como en la actualización de datos grabados en la memoria, por experiencias que surgieron del establecimiento de vínculos pasados”.[2]

Es decir, el ser humano no vive solamente de los alimentos que ingiere, que por supuesto son necesarios para nuestro desarrollo a todos los niveles. El ser humano necesita alimentarse a nivel emocional para poder, no solo sobrevivir, sino vivir de forma plena y desarrollarse a nivel mental, emocional, cognitivo y motriz.

Relaciones personales para fomentar la salud

Cada vez veo más personas en consulta en situaciones de aislamiento y soledad. No solo personas mayores, también jóvenes. Muchas han sustituido las pantallas por el contacto real con sus semejantes, y sufren por ello.

Muchos tipos de evidencia científica muestran que la participación en relaciones sociales beneficia la salud. La evidencia más llamativa proviene de estudios prospectivos de mortalidad en naciones industrializadas. En estos estudios vemos que las personas con el nivel más bajo de participación en relaciones sociales tienen más probabilidades de morir [3] Por ejemplo, Berkman y Syme demostraron que el riesgo de muerte entre personas con menos lazos sociales era más del doble que el riesgo para adultos con lazos sociales más sólidos.[4] Las relaciones sociales también reducen el riesgo de mortalidad entre adultos con condiciones médicas documentadas. Por ejemplo, entre adultos con enfermedad de las arterias coronarias, los socialmente aislados tenían un riesgo de muerte cardíaca posterior 2.4 veces mayor.[5]

las relaciones personales fomentan la salud

Seguimos necesitando el contacto, el abrazo, la atención de personas de carne y hueso. El amor de la familia, de los amigos, del resto de seres humanos, porque no hemos venido solos a este mundo.

¿Cuántas personas hay en tu círculo de amigos? ¿Y de familia? ¿Con cuánta frecuencia los ves? ¿Compartís tiempo de calidad juntos?

Si hace mucho que no ves a alguna persona de la familia y sabes que suele estar sola, visítala. Si hace mucho que no abrazas a tus padres o a tus abuelos, hazlo, aunque te pueda resultar incómodo al principio si no tenéis costumbre.

El contacto humano sana. El amor es el primer alimento.

Otra pregunta que podemos hacernos es si tenemos contacto físico con estas personas. Los abrazos, especialmente, resultan profundamente sanadores.

Expresar amor a través del contacto

Los abrazos han recibido mucha atención en el mundo de la ciencia en los últimos años. Hay numerosos estudios que relacionan el acto de rodearse mutuamente con los brazos con beneficios tanto a nivel físico como mental.

Los abrazos nos relajan. Abundantes investigaciones han demostrado que abrazar disminuye la presión arterial, la frecuencia cardíaca y las hormonas del estrés, incluyendo el cortisol. Un estudio encontró que recibir un abrazo de 20 segundos justo antes de la tarea estresante de hablar en público redujo la frecuencia cardíaca, así como la presión arterial sistólica y diastólica.[6] Otro estudio descubrió que las mujeres que eran abrazadas con frecuencia tendían a tener niveles más altos de oxitocina (conocida como “la hormona del abrazo”) y una presión arterial más baja.[7]

Un grupo de científicos de Carnegie Mellon midieron cuántos abrazos diarios recibieron un grupo de 400 adultos durante dos semanas, y luego los expusieron a un virus respiratorio. Descubrieron que cuanto más abrazos habían tenido los participantes, menor era su riesgo de infección. Entre los participantes que sí desarrollaron un resfriado, los abrazos más frecuentes se asociaron con una enfermedad menos grave.[8]

¿Qué hace que un abrazo sea ideal? Düren y su equipo se propusieron descubrirlo mediante un experimento en el que a los sujetos se les abrazó durante diferentes duraciones (uno, cinco y diez segundos) y con diferentes configuraciones de brazos, y se les pidió que evaluaran su estado de ánimo antes y después. Descubrieron que la configuración de los brazos no afectaba al resultado, pero la duración sí. Un abrazo promedio dura unos tres segundos, por lo que el que duraba un segundo pareció obtener una calificación más baja.

Pero se vio que el abrazo de diez segundos resultaba más positivo. Incluso dándose un abrazo con un desconocido en un laboratorio (una situación que normalmente sería extraña o incluso desagradable), los participantes se sintieron más satisfechos con un abrazo de diez segundos que con uno de tres o uno.

Eso sí, los abrazos tienen que ser consensuados y extenderse tanto como ambas personas quieran. Si uno de la pareja quiere soltarse antes y el otro no se da cuenta, se pone en marcha una respuesta de estrés en la persona que quiere salir del abrazo, y los beneficios se esfuman.

NEAC: Nutrición Emocional y Alimentación Consciente

Por todos estos motivos es importante que prestemos atención a la forma en la que nos comunicamos con los demás y con nosotros mismos, la forma en la que hablamos, el cariño que ponemos en las cosas que decimos, si recriminamos, si criticamos, si tocamos habitualmente a las personas con las que nos relacionamos, si damos abrazos y besos, si utilizamos expresiones bonitas o halagos, si somos amorosos o por el contrario pasamos días sin “achucharnos” con nadie…

Si después de leer este artículo te das cuenta de que podrías ponerte en modo “quiéreme mucho y quiéreme bien”, seguro que impulsas tu serotonina y mejoras tu sistema inmunitario. Ponte en marcha y activa tu amor.

En la formación de Asesor/a en Nutrición Emocional y Alimentación Consciente exploramos todas las facetas del bienestar, incluyendo el cuerpo social: la red de personas con las que nos relacionamos, el sentido de pertenencia, las comunidades de las que formamos parte… Todo esto es tan importante como el autocuidado en cada uno de nuestros cuerpos (físico, mental, emocional, energético y espiritual).

Si quieres adentrarte en una formación integral para el bienestar pleno y aprender más a amar bien, en NEAC encontrarás un profundo camino de crecimiento personal.

Referencias

  1. Lunstad-Holt, Julianne et al. “Social Relationships and Mortality Risk: A Meta-analytic Review” PLOS Medicine, 2010.
  2. Insel, Thomas R. et al. “The neurobiology of attachment”. Nature Reviews Neuroscience 2, 129–136 (2001).
  3. House James S, Landis Karl, Umberson Debra. “Social Relationships and Health”. Science. 1988;241:540–45.
  4. Berkman Lisa F, Syme Leonard. “Social Networks, Host Resistance, and Mortality: A Nine-Year Follow-up Study of Alameda County Residents”. American Journal of Epidemiology. 1979;117:1003–1009.
  5. Brummett Beverly H, et al. “Characteristics of Socially Isolated Patients with Coronary Artery Disease Who Are at Elevated Risk for Mortality”. Psychosomatic Medicine. 2001;63:267–72.
  6. Karen M Grewen et al. “Warm partner contact is related to lower cardiovascular reactivity”. Behav Med. 2003 Fall;29(3):123-30.
  7. C. Light, Kathleen et al. “More frequent partner hugs and higher oxytocin levels are linked to lower blood pressure and heart rate in premenopausal women”. Biol Psychol. 2005 Apr;69(1):5-21.
  8. Cohen, Sheldon et al. “Does hugging provide stress-buffering social support? A study of susceptibility to upper respiratory infection and illness”. Psychol Sci. PMC 2016 Feb 1.

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